Arriba Francia
Anoche, mejor dicho esta mañana vuelvo de una fiesta por la autopista. Después de una hora de viaje entramos en la zona parisina, nos acercamos al periférico. Una increíble cantidad de carros, decorados con banderas, tocan el cláxon al mismo ritmo. Francia ha ganado el partido contra Brasil.
En la fiesta de matrimonio, mientras cenamos, los camareros del cátering ven el partido. Estamos en medio del bosque de Versalles, y oímos los gritos. El novio toma el micro y dice que Francia ha metido un gol. Nos servimos más y más vino, muchos miran sus relojes. El partido ha terminado y alguien dice: Vive la France! Salimos a bailar.
Me dejan en la Place de la Concorde, son las tres y media de la mañana. Tengo la idea de encontrar un taxi. Imposible. Camino hasta Saint-Michel, en todo el recorrido hay una multitud que se desplaza, pintados de blanco, rojo y azul, gritan, bailan, se emborrachan. Pasan carros con gente que saca medio cuerpo por la ventanilla y extiende nuevamente esta bandera. Espero el bus de noche, media hora en cada parada, sigo avanzando a pie. Finalmente me decido a ir hasta Place d'Italie. Sigue el ruido, llego a dormir por un par de horas antes de irme al trabajo. La bocina de la policía no deja de sonar hasta que despierto y salgo. Hay sol, los carros de limpieza dejan la ciudad húmeda y radiante. Hay que esperar hasta el miércoles para ver si festejamos de nuevo.
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