star system
Nuevamente una traducción, esta vez del editorial de Libération.
Star system
por Gérard DUPUY
sábado 02 avril 2005 (Liberation - 06:00)
El proceso de beatificación de Karol Wojtyla comenzará en el minuto mismo en que termine su vida. El que ha hecho santos por aquí y allá, ha merecido como pocos de entre ellos, esta marca de gratitud de la Iglesia Católica para aquellos que la han servido bien. Habiendo heredado una institución poco hábil en el manejo del arsenal mediático contemporáneo, ha sabido cambiar el giro el star system que secreta inevitablemente a su provecho. Después de su elección inesperada hasta casi los últimos instantes de su agonía, ha sido simplemente el hombre más fotografiado y filmado del mundo. Con su tesoro de imágenes venerables pero polvorientas, el catolicismo tenìa un problema de visibilidad. Juan Pablo II, cuyo cuarto de hora de celebridad ha durado un cuarto de siglo, lo ha resuelto brillantemente. En ese rol de actor, de ese lado de los teleobjetivos, será difícilmente reemplazable.
Como productor del espectáculo, su continuidad está asegurada pues su sucesor será elegido por (y entre) los prelados que él mismo ha distinguido. La elección del próximo cónclave se hará entre los diversos tonos de un conservatismo tan poco cuestionado que uno de los éxitos de Juan Pablo II ha sido justamente el de marginalizar en la Iglesia Católica, las contestaciones a la derecha con los integristas o a la izquierda con los teólogos de la liberación. Porque la otra cara del carisma wojtyliano ha sido un centralismo ideológico y organizacional nunca visto hasta ahora desde hace más de un milenario en una institución que sin embargo es experta en la cuestión. Como buen hijo de militar de carrera y como ciudadano disidente pero atento con un Estado sovietizado, Juan Pablo II ha cuidado particularmente el departamento de los ejecutivos y la cadena de mando. Esto simplificará el trabajo del próximo pontífice llamado a reinar. Ultima figura marcante del siglo XX con Castro, Juan Pablo II marcará así durablemente aquel que continúe sin él.
Star system
por Gérard DUPUY
sábado 02 avril 2005 (Liberation - 06:00)
El proceso de beatificación de Karol Wojtyla comenzará en el minuto mismo en que termine su vida. El que ha hecho santos por aquí y allá, ha merecido como pocos de entre ellos, esta marca de gratitud de la Iglesia Católica para aquellos que la han servido bien. Habiendo heredado una institución poco hábil en el manejo del arsenal mediático contemporáneo, ha sabido cambiar el giro el star system que secreta inevitablemente a su provecho. Después de su elección inesperada hasta casi los últimos instantes de su agonía, ha sido simplemente el hombre más fotografiado y filmado del mundo. Con su tesoro de imágenes venerables pero polvorientas, el catolicismo tenìa un problema de visibilidad. Juan Pablo II, cuyo cuarto de hora de celebridad ha durado un cuarto de siglo, lo ha resuelto brillantemente. En ese rol de actor, de ese lado de los teleobjetivos, será difícilmente reemplazable.
Como productor del espectáculo, su continuidad está asegurada pues su sucesor será elegido por (y entre) los prelados que él mismo ha distinguido. La elección del próximo cónclave se hará entre los diversos tonos de un conservatismo tan poco cuestionado que uno de los éxitos de Juan Pablo II ha sido justamente el de marginalizar en la Iglesia Católica, las contestaciones a la derecha con los integristas o a la izquierda con los teólogos de la liberación. Porque la otra cara del carisma wojtyliano ha sido un centralismo ideológico y organizacional nunca visto hasta ahora desde hace más de un milenario en una institución que sin embargo es experta en la cuestión. Como buen hijo de militar de carrera y como ciudadano disidente pero atento con un Estado sovietizado, Juan Pablo II ha cuidado particularmente el departamento de los ejecutivos y la cadena de mando. Esto simplificará el trabajo del próximo pontífice llamado a reinar. Ultima figura marcante del siglo XX con Castro, Juan Pablo II marcará así durablemente aquel que continúe sin él.
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