días
pienso en mi relacion con d., en lo que uno puede desgastarse, en cuánto puede uno herir, a veces sin querer, otras adrede. en la sorprendente capacidad que tenemos a veces para aguantar las flechas, esquivándolas o no.
cuando recuerdo esa vida cotidiana, una mezcla de nostalgia y de disgusto se instalan por un instante.
qué dificil: no hablar el mismo idioma, interpretar las cosas de manera tan distinta, sentirse impotente porque lo que uno dice inocentemente constituye de inmediato una prueba en contra, tener finalmente expectativas opuestas, posiciones políticas opuestas, modos de comunicación opuestos, estados de ánimo opuestos.
y aún después, uno cree sólo ser capaz de eso, hasta que se va encontrando gente que vive en armonia, que se ríe mucho, y sorprende verse a veces así, amable, generoso, valorado.
hoy me siento satisfecha, y por eso tengo ganas de agradecer (no creo que lean este blog, pero sabrán reconocerse si es el caso) a las extraordinarias personas con quienes he compartido el tiempo en estos dos últimos años. Cada día pasado con ustedes ha sido muy feliz y se los debo para siempre.
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