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diariodecosas

VEO

un poquito

un poquito

una primera victoria simbolica.

el daño que Fujimori nos ha hecho a todos los peruanos es irreparable.

quizas se pueda hacer un poquito de justicia.

 

Zawinul

A veces es como si todo un periodo de la vida se fuera yendo poco a poco.

Zawinul también.

En el 2005 tuve la suerte de conseguir una entrada para verlo en Madrid. Cuando fui a sentarme, me di cuenta de que estaba a sólo dos metros. Una parte de Weather Report se había reunido, y el concierto fue espectacular. Al final, el publico aplaudía sin cesar. En un instante, en medio del ruido ensordecedor vi que me estaba mirando, asi que lo miré también, fijamente, y me sonrió.

El hombre estaba ya viejo, pero tenía una increíble energía. Ahora, por esto de su muerte, he querido ponerme melancólica y no he encontrado nada suyo que pueda permitírmelo. Gracias Joe, en numerosas ocasiones has conseguido hacerme amar la vida mucho más.

antonioni

antonioni

También mi amado Antonioni se ha ido.

Cuántas horas he pasado frente a las maravillosas imágenes de Blow up, de la Notte, de Zabriskie Point.

De los colores de Londres, del desierto, los ruidos de la ciudad, la nueva cara de la metrópolis moderna, las idas y venidas de sus personajes, el rol central de la fotografía.

De la perfección de una escena en la que el espectador sigue el curso de una pelota inexistente, y decide renunciar a lo que ve, para creer en lo que el cineasta quiere hacerle ver.

Canciones de amor

Cuando dejaron de amarme (muchas veces), llegué a pensar sin ninguna vergüenza que para llevar mejor el abandono, tendría que imaginar que el "otro" había muerto.

Pero ahí quedaban, claro, los objetos, las llamadas, los amigos, diciéndote de diversas maneras que lo que había muerto era el amor y que, con frecuencia, lo había hecho de puro aburrimiento.

Estas canciones de amor, estupendas, están en las antípodas de eso. Y París aparece magnífico, el escenario perfecto para amar. Más allá de la tristeza, más allá de la ausencia.





Louis Garrel


© Bac Films
Galerie complète sur AlloCiné


J'ai volé mon âme à un clown

Confession d'un never been
Les joyeux éboueurs des âmes délabrées
Se vautrent dans l'algèbre des mélancolies
Traînant leurs métastases de rêve karchérisé
Entre les draps poisseux des siècles d'insomnie
Ça sent la vieille guenille & l'épicier cafard
Dans ce chagrin des glandes qu'on appelle l'amour
Où les noirs funambules du vieux cirque barbare
Se pissent dans le froc en riant de leurs tours

J'ai volé mon âme à un clown
Un cloclo mécanique du rock&roll cartoon
J'ai volé mon âme à un clown
Un clone au coeur de cône du rêve baby baboon
J'ai volé mon âme à un clown

Je rêve d'être flambé au dessus du vésuve
& me défonce au gaz échappé d'un diesel
À la manufacture métaphysique d'effluves
Où mes synapses explosent en millions d'étincelles
Reflets de flammes en fleurs dans les yeux du cheval
Que j'embrasse à Turin pour en faire un complice
Ivre de prolixine & d'acide cortical
Je dégaine mon walter ppk de service

J'ai volé mon âme à un clown
Un cloclo mécanique du rock&roll cartoon
J'ai volé mon âme à un clown
Un clone au coeur de cône du rêve baby baboon
J'ai volé mon âme à un clown

Bien vibré bien relax en un tempo laid back
Rasta lunaire baisant la main d'oméga queen
Je crache dans ma tête les vapeurs d'ammoniac
D'un sturm und drang sans fin au bout du never been
Fac-similé d'amour & de tranquillisants
Dans la clarté chimique de ma nuit carcérale
Je suis l'évêque étrusque, un lycanthrope errant
Qui patrouille dans le gel obscur de mon mental

J'ai volé mon âme à un clown
Un cloclo mécanique du rock&roll cartoon
J'ai volé mon âme à un clown
Un clone au coeur de cône du rêve baby baboon
J'ai volé mon âme à un clown

 "Scandale mélancholique" Hubert-Felix Thiéfaine

Nada se puede hacer por la tristeza del otro

Nada se puede hacer por la tristeza del otro

Esto se repite en "Dans Paris" más de una vez. Según algunos críticos, ésta es la mejor película del año.

Paul (Romain Duris) sufre, como solemos sufrir cuando se termina un gran amor. No sale de la cama, duerme; su padre, su hermano, observan impotentes una tristeza que no le abandona, contra la que nada es útil. ¿Qué hacer? Vivir, dejar vivir. Progresivamente, en una canción, en una imagen, en un encuentro, la vida se va mostrando como es, el territorio de las posibilidades. Y los amores pasados, y los seres que se han ido, las frustraciones, las promesas no cumplidas aparecen otra vez más para reconciliarse con uno.

Peru, de nuevo

Peru, de nuevo

Anoche, en la Unesco, vimos un espectaculo de danzas folklóricas para el que Gloria me había dado una invitación. En la pausa, compramos empanada, causa, alfajores e Inka Cola. Encontramos a Oscar, vimos juntos la segunda parte.

La Diablada, los Danzantes de Tijeras, el Tondero, la música y los bailes eran magníficos. La sala estaba llena de peruanos. Terminaron cantando "Tengo el orgullo de ser peruano..." A pesar de lo huachafo de la situación, nos sentimos bastante emocionados

Y hoy, apenas abro la página de La República, veo el titular que dice "Coimeaba como pobre".

Un vocal supremo hundido para siempre por recibir dos mil putos soles. En la página están aún las noticias del día anterior: la presidenta del Congreso que reclama que los vocales se rebajen los salarios, que el poder judicial entre en austeridad, que como el ahora honrado Presidente de la República, bajen sus salarios de veintitantos mil soles a sólo quince mil. Patético.

En un vídeo por demás decepcionante, triste, humillante, el pobre hombre (se le compadece) tiene que reconocer que los billetes que guarda no son suyos, los policías se presentan con las fotocopias, todo ha sido filmado. El jefe máximo del Poder Judicial dice que lo conoce desde hace treinta años y que jamás tuvo un indicio de corrupción, jamas una queja, que le duele.

Nos duele a todos. Uno se pregunta por qué. Tal vez la única respuesta es: la miseria.

El hombre ése, sin embargo, dictó sentencias en favor de Fujimori, de sus allegados, redujo las condenas de un sinnúmero de corruptos. Entonces comienza a dar menos lástima. O más bien confirma lo de la miseria. Que se puede vivir en la miseria y no dejarse tentar por la porquería que la rodea, o hacerlo medianamente, a veces sí, a veces no. O que uno puede simplemente irse.

En fin.

El Perú, los sentimientos que despierta. El orgullo, la decepción, la rabia, la pena.

Ali Farka Touré

Ali Farka Touré

Paso mis días en la biblioteca. A veces, cuando hay sol y todo se presta al goce, tengo la sensación de estar quemando mi vida entre libros, de estarme perdiendo de lo mejor de todo. Cuando me pongo más razonable, me digo que esto es vivir y que me da placer, que el conocimiento es mi goce, aunque no lo sea para el resto.

Así que ayer consumí diez horas mas de mi life en la bella y lujosa Biblioteca Nacional de Francia, jurándome luego una cenita compensadora y una peli a la que le había echado el ojo.

Era un documental sobre Ali Farka Touré, mas que sobre él, sobre lo que él representa: un cruce de culturas, de etnias africanas, en una pequeña zona del Mali, donde la gente se muere de hambre.

Ali farka es un negro alto, viejo, que habla un francés a veces dificilmente comprensible. Toca la guitarra eléctrica y ahí es un verdadero genio. Sorprendentemente moderno, local, pero profundamente cosmopolita. Lleva relojes de oro, lentes dorados, le gustan los trajes de colores. Se ríe y su dentadura es perfecta, como la nieve...

 

Café Lumière

Café Lumière

Tengo una debilidad por las películas japonesas.

Esta película, vista ayer a las once de la mañana es una verdadera delicia.

Yoko, una joven periodista, hace una investigación sobre un compositor taiwanés que vive unos años en Japón en los años treinta.

Yoko vive sola, prepara su comida, lee, sale con sus amigos, viaja a ver a sus padres. Está esperando un niño. El padre vive en Taiwán pero ella no quiere casarse, ni vivir con él, ni nada de eso. Sale de su casa, oye música, pedalea en bicicleta, sueña, viaja en tren.

El motivo del tren comienza a cobrar importancia. El tren que la lleva de Taiwán a Japón, de la ciudad a la casa de sus padres en el campo, en el tren cruza a su amigo una y otra vez. Encuentros, desencuentros, partidas, llegadas, sonidos, silencios.

Del minucioso recuento de actividades cotidianas, vamos pasando, imperceptiblemente a la magia de una sucesión de momentos poéticos, como en un café de luces tenues.

 

Los Berkman se separan

Los Berkman se separan

Y se ponen insoportables.

Estamos en el escenario cliché de una familia de intelectuales estadounidenses de izquierda. Madre super talentosa, escritora, liberal. Padre ídem.

El típico ambiente universitario estadounidense de tantas otras pelis aparece aquí, en menos interesante, en totalmente previsible. Si en Wonder Boys está muy bien presentado, aquí, la pálida copia del profesor de talleres literarios y la alumna sexy que le alquila un cuarto es patética.

Desagradable también el maniqueísmo que intenta ponernos de un lado o del otro del ring. Al final uno queda acorralado entre una madre infiel pertinaz y la tacañería de un padre por demás arrogante.

El matrimonio de los Berkman parece resumirse a una mezquina repartición de objetos: éstos son mis libros, los escondo mientras duermes para que no me los robes. Del amor de antaño queda un gato, primero objeto de disputa y que al final nadie quiere.

Lo único interesante: los hijos, pero aún allí, algo fácil la cosa ésta de situarlos cada uno con el padre que le va.

En fin, mejor hacer otra cosa un domingo por la tarde.

prisiones

Algunos elegimos prisiones. Muchas de esas prisiones comienzan a determinar nuestras vidas. A través de la repetición me voy dando cuenta de ello. Mi tesis es una prisión por ejemplo. Lo curioso es que desde hace siete años siempre he tenido tesis que escribir. Nunca he intentado buscar una beca (sí, una sola vez, pero no me la dieron). Me gusta el sacrificio, el aprisionamiento de tener que conseguir las cosas por la vía más difícil.  Cuando algo llega fácilmente a mis manos creo no merecerlo. No sé por qué.

Tal vez es porque vengo de donde vengo, porque en mi lugar de origen nada es nunca fácil, y si lo es, es sospechoso.

Ayer veía en todos los canales, en todas las lenguas, las noticias sobre el inicio del fin de Fidel.

Parece demasiado bueno, no su fin físico, claro, después de todo se trata de una vida, sino el fin de une imposición de cadenas, seductora y excesivamente larga.

En fin, a veces uno elige las prisiones porque no sabe qué hacer con la libertad.

I love Bayly

Hoy andaba algo tristona.

Esas cosas del Perú, de un mal vino blanco y de un despertar en la madrugada.

Angelo me ha llamado para hablar sobre el mensaje de Alan que intentó ver por Internet y que no pudo. Me sugirió buscar entre los videos. Por ahí encontré algunas joyas, las mejores son de Jaime Bayly que me arrancó un buen rato de carcajadas. Aquí, por si algún peruano cae por este blog, un regalito de fiestas patrias:

Alan y el baile de las tetas

 

 

diferencia

diferencia

 

Hace unos días acabé de leer el libro de Maalouf y ahora Israel bombardea el Líbano. Triste coincidencia.

Durante algunos días nadie ha dicho nada. Europa se ha callado, Estados Unidos también.

Visto lo grave del asunto, leo que Zapatero intenta al fin algo desde España, que el primer ministro de Líbano ha llegado a París y que Chirac envía su primer ministro y su canciller a ese país. Los franceses en Líbano vuelven en masa, y creo que todo aquél que lee las noticias hoy, se entristece por la irracionalidad de un gobierno israelí prepotente, que actúa con el mismo desprecio por la vida que un grupo terrorista infame. Dónde queda entonces la razón si se aplica sistemáticamente la ley del Talión?

Pero detrás de todas esa muertes, el problema sigue siendo el mismo: la incapacidad de reconocer y de respetar la diferencia del otro, y la incapacidad de aceptar que para poder subsistir hay que someterse a leyes generales.

Para quien lea francés, esta entrevista del primer ministro del Líbano puede ser bastante ilustrativa.

goles

goles
Vemos el partido en un bar. Todos frente a la pantalla vamos por Francia. Gol de Zidane, luego gol de Italia. Luego la expulsión, los otros goles. Alguien grita: Bravo Zidane! y todos aplaudimos largamente. Salimos hacia la Place d'Italie y volvemos a casa, a ver el fin de fiesta. Se oyen algunos que festejan a pesar de todo. La televisión muestra a la gente en los Campos Elíseos. Sobre el Arco de Triunfo proyectan las imágenes de los jugadores que no veremos ya en cuatro años más. Arriba está escrito GRACIAS.

Traduzco aquí un artículo del Libé que me ha encantado.
«Tengo un buen amigo, un loco por los EEUU, que intenta desde hace años verme capitular y dejar los verdes paraísos del gramado por los parquets relucientes de la NBA.
A lo largo del Mundial, después de los octavos de final soporíficos entre Ucrania y Suiza, cuyo clímax fue un primer plano de los rasgos siniestros de un jugador helvético calmando su sed, este buen camarada aprovechó la ocasión de inmediato. "¿Cómo puedes perder tanto tiempo por un deporte tan aburrido? Sabes bien que cada año, la Fifa intenta cambiar las reglas para ponerle un poco de pimienta, y no funciona. No sirve... Aunque alarguen los arcos de tres buenos metros, eliminen la regla del off-side y le aten una mano a la espalda al portero en el momento del tiro libre, el fútbol será siempre un juego lento y sin sorpresas. ¿Cómo un hombre sensato puede perder noventa minutos delante de una pantalla, sabiendo que no tendrá, como máximo, sino uno o dos momentos interesantes, y que todo el resto, no tendrá frente a sus ojos sino a hombres sudorosos y sin aliento, enfrentádose al árbitro o uno contra el otro o simulando lesiones para ganar tiempo?"
La respuesta para ello, a pocas horas del final de un Mundial bastante decepcionante, es simple y triste. La razón por la cual amo tanto el fútbol, es que se parece, hasta el llanto, a la vida: aleatorio, injusto, aburrido la mayor parte del tiempo, pero esconde esa eterna esperanza de que en un momento, aunque sea fugaz, todo se encadenará y encontrará su sentido.
Qué puedo hacer, después de todo, la vida no es una sucesión de canastas marcadas por campeones flexibles y virtuosos... La vida no es sino un largo esfuerzo, desprovisto de coordinación, una via dolorosa al cabo de la cual estalla, a veces, la acción genial de un Zidane, de un Cristiano Ronaldo o de un Ronaldo o de algún otro mago. Y, en un instante, todo ese méli-mélo pegajoso y aventurado, que tiene un nombre, «partido de fútbol», se metamorfosea en algo coherente, estético, digno.
Y después de que ese momento y sus disminuciones se hayan desvanecido, retornaremos, todos, a la gris realidad de los momentos perdidos, de los pases fallidos y de los tiros mal orientados, a los metros de enmallado sólo para esperar, pacientemente y con una esperanza infinita, el próximo instante de gracia.»
(De un texto del escritor Etgar KERET)

gracias chicos

gracias chicos

preciosa foto de un partido que no ví.

Esta noche la cita es en los Campos Elíseos.

 

Ayer, en casa de Sophie, conversando con un joven autor de teatro, me oí explicando por qué no escribo nada de ficción desde hace algún tiempo ya. Después de las razones que conozco tan bien, y que suelen despistar a la mayor parte de personas, él sigue interrogando. En apuros, intento una segunda ronda de pretextos. Finalmente, la verdadera razón o la que ahora creo verdadera aflora por un segundo: tengo miedo.

De pronto cambiamos de tema, pasamos al fútbol, a la noche de hoy, a los goles que nos esperan.

Escribir es una labor dolorosa, un desnudarse público sabiéndose totalmente imperfecto, una entrada en la cancha con lesiones, es moverse en un terreno a veces adverso, a veces gloriosamente propio por algunos instantes. Y luego viene la salida, frecuentemente con algunos goles encima, cansado, recibiendo vivas o pifias de un público que es uno mismo, centuplicado, atento, sin piedad.

 

de izquierdas y de derechas

 

¿qué es la izquierda?

Responde Savater. Y repite luego que idiota es aquél que se mantiene lejos de la política.

Volver, volver, volver

Volver, volver, volver

Qué felicidad volver nuevamente a Madrid. Aunque sea a través de los ojos de Almodovar. Ahí Madrid es siempre el lugar de lo posible.

Si en sus filmes anteriores Almodovar ponía mal al género masculino, si lo mostraba débil, secundario, incompleto, aquí lo elimina de plano.

El hombre, el macho, sólo sabe dañar cuando esta cerca, eso más o menos me pareció ver en su propuesta. Como amigo, como parte seductora está bien, pero no debe cobrar mayor importancia, parece decir.

Este contrapunto es también el de la ciudad y el pueblo. El pueblo de Raymunda me recordó de inmediato a Calera y Chozas, o a otros lugares parecidos, encantadores, pero pequeñas prisiones para el individuo. Pensé en el Santo Tomás de donde vienen mis padres, en la visita de las señoras del lugar cuando se muere un miembro de familia. En la libertad con la que unos forman parte de las vidas de otros, en los roles que se van adjudicando, en las deudas morales que se van adquiriendo o pagando.

Qué país más fascinante es España y cuánto ha durado su presencia en nosotros (Perú, América Latina), veía las calles de Almagro y estaba en San Blas, en el centro de Cusco, en Quito. Cuánto se ha impregnado el espíritu español en nuestras vidas, en nuestras maneras de concebir a la familia, al grupo social, en nuestra manera de entender la muerte. En nuestras atribuciones de funciones. La mujer es así el centro de la vida y el mundo de Volver es el de las mujeres. Ellas son el motor, son la belleza, la ternura, el presente y los recuerdos. Es el amor lo que las mueve. Casi cada acción de sus personajes está motivada por el amor.

Ha dos o tres escenas extraordinarias. Raymunda cantando y su madre en el auto, mirando. Después de mucho, mucho tiempo, me salen las lágrimas en el cine, así, naturalmente, y me recuerdo a mí junto a mi propia madre.

María Antonieta

María Antonieta

Esta noche me voy a Viena.

Ayer por la tarde nos encontramos Angel, Cris y otros amigos en el cine para ver María Antonieta.

Creo que esa película podría llamarse María Antonieta o el fin de fiesta, o más bien algo cercano a hangover, resaca.

Y ayer la resaca nos había sumido en una melancólica somnolencia

Una vez más la ley del ritmo se impone en todas las cosas.

 

María Antonieta llega con miedo a una fiesta en donde ella es la protagonista. Gana confianza, baila, bebe, goza, dilapida. Cada día se dice : no hay mañana.

¿Frivolidad o hiperconsciencia de lo efímero?

En esta peli hay una apuesta por la incomprensión, por el décalage, por la imposibilidad de formar parte y creo que es su mayor encanto. Cantidades de detalles reafirman esta idea, las imágenes son deliciosas y vanas.

Hay un elogio del goce, de los sentidos. La bella María Antonieta deleita sus ojos, su paladar, su tacto, su oído.

Cada instante está consagrado al placer y todos los placeres se le ofrecen.

Cada día es un pequeño trozo de papel ardiendo entre sus dedos.

¿Qué puede haber de malo en ello?

Pero empieza a amanecer, y hay que ir recogiendo las copas vacías.

Y como en todo fin de fiesta hay olor a cigarrillo, cantidades de basura, huecos en la memoria, cuerpos entrelazados.

Y una tristeza infinita al ver comenzar el día, más gris, más cotidiano, más implacable.

Elbicho

Elbicho

Cabaret Sauvage: elbicho, Emilie y yo en la oscuridad viendo a gran cantidad de españoles moviéndose al ritmo de un flamenco rock algo desconcertante pero increíblemente dinámico. La gente española ama su cuerpo y tiene plena conciencia de la necesidad de goce. Es algo fascinante. Recuerdo el libro de Carlos Fuentes, recuerdo los múltiples orígenes de España, una conversación en el almuerzo de la tarde, con Stéphane, que nos habla de la capacidad integradora de países como Italia y España. Cierran el espectáculo con una suerte de canción acompañada de palmas, una guitarra y un cajón. En un instante, el Perú vuelve a incorporarse a cada asunto, a cada situación de mi vida, esta vez con el cajón.

Susana Baca

Susana Baca

He vuelto a casa después del concierto de Susana Baca en el New Morning, mi sala favorita. El concierto ha sido estupendo. El lugar estaba repleto.

Hemos conseguido plazas en la primera fila y hemos tomado cantidades de fotos.

Ella, preciosa, ha cantado un poema de Scorza.

Por instantes me he sentido en Perú, y una vez más, feliz de haber nacido allí.